La lectura es una actividad placentera y muy constructiva en la que se ven implicados ojos y cerebro como un todo. Los músculos que rodean nuestros ojos facilitan unos movimientos suaves, llamados “movimientos de seguimiento”, que rastrean las letras y palabras de una misma línea. Cuando realizamos un cambio de renglón, ejecutamos otros movimientos más enérgicos, los conocidos como “sacádicos”. Por otra parte, en el interior de los ojos, el Músculo Ciliar y el Cristalino se encargan de aumentar la potencia de nuestros ojos y así enfocar un texto a una determinada distancia. Para evitar que veas doble, una imagen por cada uno de tus ojos, se pone en marcha la convergencia. Es decir, los músculos que mueven los globos oculares dirigen la mirada hacia la nariz y ligeramente hacia abajo.
Cuando tus ojos no son capaces de activar la acomodación y la convergencia necesarias, es habitual que te aparezcan síntomas tales como: dolor de cabeza, dolor de ojos, dificultad de concentración, fatiga visual… hasta el punto de provocarte somnolencia o pérdida de interés en la lectura y abandono. Las gafas, las lentillas y en ocasiones la Terapia Visual, pueden convertirse en tus aliados para solucionar estos problemas y proporcionarte una lectura óptima.
Toda la información captada durante la lectura, se envía rápidamente al cerebro para procesarla y decodificarla. De modo que simultáneamente, puedas comprender lo que estás leyendo. Como ves, la lectura es una tarea compleja en la que necesitas tener “a punto” tus ojos para llevarla a cabo de forma eficaz. Así que, ¡cuídalos! para disfrutarla plenamente.
