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CONJUNTIVITIS ALÉRGICA


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CONJUNTIVITIS ALÉRGICA

La inflamación de la conjuntiva ante un proceso alérgico, bien sea primaveral o no, es  habitual y no por ello está exento de molestias y complicaciones. Los signos más característicos son:

  • Enrojecimiento ocular
  • Sensación de cuerpo extraño
  • Picor o escozor
  • Molestia a la luz
  • Hinchazón de párpados
  • Legañas secas y amarillentas al despertar
  • Lagrimeo
  • Visión inestable

Para que nuestro organismo responda de esta manera, es necesario que exista un agente desencadenante. Puede tratarse de polen, ácaros, moho, pelo de mascotas… Lo interesante es identificarlo para evitar el contacto con el alérgeno, en la medida de lo posible.

Existen fármacos para tomar por vía sistémica o para instilar en los ojos, de modo que los síntomas remitan o se reduzcan. Por supuesto siempre bajo la supervisión de un profesional y extremando las medidas de higiene con tus manos y con el resto de útiles empleados en tu aseo personal.

Es recomendable realizar lavados de la superficie ocular de forma habitual con Baño Ocular o en su defecto con Suero Fisiológico. Si aplicas, posteriormente, lágrima artificial conseguirás mejorar el confort. Utiliza gafas de sol homologadas siempre que permanezcas en exteriores durante el día. Evitarás que el viento empeore el cuadro con las partículas suspendidas en él y la evaporación de tu lágrima, además de la fotofobia.

En los casos de conjuntivitis primaveral, evita las salidas al campo, parques y jardines sobre todo en las horas del día con menor temperatura: mañana y noche.

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