Una dieta rica en ácidos grasos Omega-3, vitaminas E-C y Beta-carotenos disminuye hasta en un 40% el riesgo de padecer Degeneración Macular (DMAE). Estos componentes se encuentran en pescados azules, frutas, hortalizas, verduras de hoja verde, nueces y por supuesto en el Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE).
La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es la segunda causa de ceguera en países desarrollados. Se trata de una enfermedad progresiva e irreversible que afecta al 10% de la población. Suele aparecer en torno a los 50 años y enfermedades como la diabetes, el colesterol y la hipertensión arterial pueden resultar determinantes. Las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollarla, también las personas con iris claros y/o con hábitos de tabaquismo.
La característica principal es la aparición de drusas en el área central de la retina. Esta área es la encargada de la visión central, la visión del color y la Agudeza Visual. Las drusas son material de desecho procedente de los conos, los receptoras del color. Su acúmulo se debe a un mal funcionamiento del metabolismo retiniano y los síntomas de alerta son: Distorsión de los objetos y las líneas, alteración del color y del tamaño de las cosas, también fotofobia. Ante la aparición de estos síntomas debería realizar una consulta preferente al especialista.
Conferencia Inaugural y Cata de Aceite de Oliva
Resulta primordial “someterse a revisiones periódicas y mejorar nuestros hábitos alimenticios” según apunta Concepción Sánchez, enfermera y actual concejala de sanidad del Exmo. Ayuntamiento de Alcázar de San Juan. La detección precoz es de vital importancia en el tratamiento y evolución de esta enfermedad. “Hoy día contamos con un maravilloso equipo de oftalmología en el Hospital Mancha Centro capaz de realizar un diagnóstico, seguimiento y tratamiento adecuado de la DMAE. Si bien no existe tratamiento curativo, tenemos la posibilidad de retrasar la evolución y minimizar sus posibles efectos”.
Por su parte, Carmen Sánchez, experta catadora de Aceite de Oliva diplomada por la Universidad de Jaén, nos introdujo en el mundo del AOVE. “Un buen zumo de oliva procede de olivos bien cuidados, de una esmerada selección y recolección de sus frutos y de una extracción cuidadosa. Lo que garantiza la más alta calidad y riqueza en polifenoles y vitaminas. Estos componentes son los que le confieren sus propiedades más saludables: prevención de la DMAE y de otras patologías, como el Alzheimer o diversos tipos de cánceres”.
El picor y el amargor son atributos positivos del zumo de oliva y pueden servirnos como indicadores de su riqueza en polifenoles (antioxidantes). Las diferentes variedades de aceituna dan lugar a muy diversos tipos de zumo de oliva (Picual, Arbequina, Cornicabra, Hojiblanca…), lo que posibilita una amplia paleta de combinaciones culinarias.
Es muy importante la conservación del zumo de oliva, ya que se trata de una materia viva en continua evolución. Por ello es conveniente adquirirlo envasado en vidrio tintado de poca capacidad (menos de 500ml) y minimizando, en lo posible, la cabeza de aire entre líquido y tapón. Para una óptima conservación mantenerlo en la oscuridad a una temperatura inferior a 20ºC. La congelación es otro modo de conservación apto, en pequeñas dosis, resulta una alternativa que nos asegura el mantenimiento de sus propiedades.
Al finalizar, los asistentes pudimos realizar una cata dirigida por Carmen Sánchez para degustar diferentes tipos de AOVE en un ambiente distendido donde intercambiar impresiones.