Una ilusión óptica es la percepción subjetiva de una imagen que no se corresponde con la realidad y que nuestro cerebro interpreta de un modo un tanto confuso. Las ilusiones ópticas se pueden generar de forma natural o a través de efectos visuales. Las técnicas de trampantojos ya existían en la antigua Roma, como los frescos del s. I a C. descubiertos en Pompeya y en los que se juega con el entorno arquitectónico, la perspectiva y el sombreado.
¿Acaso la Navidad no es la época del año que más ilusiones despierta?
Ya en el s. XX, el francés Marcel Duchamp diseñó los Rotorelieves. Una serie de 10 discos de cartón con espirales impresas que giraban en una especie de gramófono a 33 rpm. Generando una sensación tridimensional a partir de patrones bidimensionales.
Considerado como el precursor del Arte Conceptual, Marcel allanó el camino para posteriores estilos como el Pop-Art de Andy Warhol. De hecho, nuestro particular Mago de Oz bebe de estas dos corrientes el Pop-Art y el Op-art o Arte Cinético.
The Wizard of OZ es una película que estoy seguro muchos de vosotros habéis visto y en caso contrario, te animamos a hacerlo. Producida por la Metro Goldwyn Mayer en el 1939, ganó 5 Óscares, entre ellos el de “Mejor Banda Sonora”. No en vano, en 2007 el filme fue considerado “Memoria de la Humanidad” por la Unesco.
Este año, en nuestro escaparate de Navidad hemos jugado como niños, disfrutando con cada una de las líneas blancas o negras. Las hay rectas, inclinadas, en zig-zag… más anchas o más estrechas. Creando este entramado un tanto caótico en el que hemos querido representar a cada uno los protagonistas de este cuento. Un cuento que nos habla de echar una mirada a nuestro interior buscando lo mejor de cada uno y encontrando esa magia que ningún mago puede darnos.
Judy Garlan, la joven actriz que encarnó a Dorothy, decía así en la estrofa inicial: “En algún lugar sobre el arcoíris, los cielos son azules y los sueños que te atreves a soñar, realmente se cumplen”… No dejéis de soñar. ¡Feliz Navidad!